Un café negro bien fuerte con un poquito de manteca de chancho para aliviar la congestión nasal, parchos porosos para el dolor de espalda, hacer brebajes con limones o algún cítrico, tal vez algunas mezclas raras de vegetales, frutas y hierbas para mejorar la condición física. Todo lo mencionado anteriormente son algunos métodos caseros para mejorar la salud, en algunos casos tienen algún fundamento, en otros son costumbres folklóricas y en otros son puras charlatanería.
Esta mezcla folklórica de conocimiento generacional mezclado con ideas sin fundamento es muy común, en casos extremos el que no cree o piensa que no es así, es un falso indigno y si la bebe por eso no será sano, porque no creyó que esa hierba le iba a ayudar, siempre en esos términos hay alguien que cree tener la medida correcta para todo, así como en todo problema o toda situación siempre a nuestro alrededor están multitudes de personas “que lo saben todo”.
¿Por qué el ser humano no puede evitar creer tener la solución para todo? Cuando alguien tiene problemas lo único que no faltan son asesores, estos personajes siempre comentan: “Mira a mi me sirvió esto”, “No estoy seguro pero escuché que a fulano hizo aquello y creo que te conviene”, “a zutano le resulto lo otro” etc.
Abundan las personas que han experimentado 30 años más que nosotros o quizá apenas quince minutos y suponen tener la fórmula mágica para resolverlo todo. (No digo que los consejos sean malos, pero los consejos son eso precisamente consejos, no son una serie de pasos que garantizan el éxito)
Si hay algo seguro es que no existe algo tan burdo como una fórmula mágica, no precisamente lo que vivió y experimentó Juan, es lo mismo que le debe ocurrir a Pedro, Lo que la Palabra de Dios en 1ª de Corintios 12 enseña es que tenemos unidad en Cristo, dicha unidad es relacionada con un cuerpo el cual es un organismo vivo que responde a una sola cabeza (Cristo), pero cada uno es diseñado para encajar y servir en el proceso de Iglesia, no a que seamos copias baratas los unos de los otros.
Dios nos permite vivir pruebas y junto con la prueba viene la salida, la respuesta está en Dios, es imposible negar que muchas veces un consejo, un canto, una película puede ser el instrumento que Dios use, pero no es una receta que lo resuelve todo. Si así fuera la cosa nuestro mundo y la iglesia estarían mejor.
No es la primera vez que lo escribo, no perdamos el tiempo en cosas no primordiales, edificar vidas no es darle los 10 pasos para crecer, ni asfixiar a la gente con lo que a mí me ha funcionado, lo primordial es evangelizar y discipular, en lo que cada uno de nosotros debe tener su mente trabajando y su cuerpo accionando, claro el poder y la inspiración viene de Dios, Dios te bendiga.