martes, 30 de agosto de 2011

Recetas mágicas



                Un café negro bien fuerte con un poquito de manteca de chancho para aliviar la congestión nasal, parchos porosos para el dolor de espalda, hacer brebajes con limones o algún cítrico, tal vez algunas mezclas raras de vegetales, frutas y hierbas para mejorar la condición física. Todo lo mencionado anteriormente son algunos métodos caseros para mejorar la salud, en algunos casos tienen algún fundamento, en otros son costumbres folklóricas y en otros son puras charlatanería.
                Esta mezcla folklórica de conocimiento generacional mezclado con ideas sin fundamento es muy común, en casos extremos el que no cree o piensa que no es así, es un falso indigno y si la bebe por eso no será sano, porque no creyó que esa hierba le iba a ayudar, siempre en esos términos hay alguien que cree tener la medida correcta para todo, así como en todo problema o toda situación siempre a nuestro alrededor están multitudes de personas “que lo saben todo”.
                ¿Por qué el ser humano no puede evitar creer tener la solución para todo? Cuando alguien tiene problemas lo único que no faltan son asesores, estos personajes siempre comentan: “Mira a mi me sirvió esto”, “No estoy seguro pero escuché que a fulano hizo aquello y creo que te conviene”, “a zutano le resulto lo otro” etc.
                Abundan las personas que han experimentado 30 años más que nosotros o quizá apenas quince minutos y suponen tener la fórmula mágica para resolverlo todo. (No digo que los consejos sean malos, pero los consejos son eso precisamente consejos, no son una serie de pasos que garantizan el éxito)
                Si hay algo seguro es que no existe algo tan burdo como una fórmula mágica, no precisamente lo que vivió y experimentó Juan, es lo mismo que le debe ocurrir a Pedro, Lo que la Palabra de Dios en 1ª de Corintios 12 enseña es que tenemos unidad en Cristo, dicha unidad es relacionada con un cuerpo el cual es un organismo vivo que responde a una sola cabeza (Cristo), pero cada uno es diseñado para encajar y servir en el proceso de Iglesia, no a que seamos copias baratas los unos de los otros.
                Dios nos permite vivir pruebas y junto con la prueba viene la salida, la respuesta está en Dios, es imposible negar que muchas veces un consejo, un canto, una película puede ser el instrumento que Dios use, pero no es una receta que lo resuelve todo. Si así fuera la cosa nuestro mundo y la iglesia estarían mejor.
No es la primera vez que lo escribo, no perdamos el tiempo en cosas no primordiales, edificar vidas no es darle los 10 pasos para crecer, ni asfixiar a la gente con lo que a mí me ha funcionado, lo primordial es evangelizar y discipular, en lo que cada uno de nosotros debe tener su mente trabajando y su cuerpo accionando, claro el poder y la inspiración viene de Dios, Dios te bendiga.

sábado, 13 de agosto de 2011

Las letanías de un gimnasio

Hace algunos meses que asisto de manera regular a un gimnasio para hacer ejercicios con pesas, dichas rutinas y ambiente en mi caso son una experiencia  nueva e interesante, cuando uno recién comienza y observa ciertos personajes que deben estar presentes en todo gimnasio, están los instructores y miembros regulares cuya musculatura es envidiable (sanamente hablando) y levantan una cantidad de peso que uno no entiende cómo es posible, los que van regularmente y se mantienen sanos, los que uno no sabe que hacen en un gimnasio ya que van pero aparentemente no entrenan, o solo entrenan los ejercicios de los dedos con sus celulares, sin olvidar por supuesto los novatos que apenas levantan las barras o mancuernas con poco peso.
A parte de las y los diversos personajes del gimnasio aparecen los típicos contrastes entre lo que levanta un novato y un experto, la flusión de los primeros días de gimnasio, pero a la vez la motivación a estar sano. Las bromas, los apodos como “toro” “gigante” “mole” “Chibolón” “Demasiado”, etc. Son frecuentes en estos centros de ejercitación, como lo es el olor a sudor, los gritos, pujones y letanías.
Es curioso lo que mencioné en el último renglón del párrafo anterior, cuando los atletas se entrenan en el gimnasio previo a una serie de “press de banca” o de “press de pierna” hay algunos gritos, pujones o letanías, es muy frecuente escuchar, “aaaargh” “juuummm” o ruidos así como que el estomago de alguien duele mucho y lo quiere hacer notar a todo el público presente.
Las letanías que uno escucha también son peculiares, “no pesa”, “no duele”, “vos podes”, “no seas niña”, “Vamoooos”, y frases así que dicen algunos entre dientes auto motivándose, o convenciéndose antes de poder hacer alguna serie retadora, en lo personal cuando veo una barra con 6 discos de 45 libras cada uno, dudo mucho que  baje su peso con que yo le diga “NO PESA”. Pero si uno se convence de que puede levantar esa barra y ha venido entrenando con regularidad para poder hacer las repeticiones necesarias lo hará.
Según el diccionario una letanía es una invocación o repetición hecha de manera pública a Dios, o algunos seres de carácter religioso. En la literatura ciertos personajes repiten frases que los caracterizan y son conocidas como letanías, y en el deporte muchos practicantes tienen sus letanías antes de ejecutar un tiro libre en baloncesto, un penal, o cosas por el estilo.
Si tomamos el ejemplo y lo llevamos al plano de la vida espiritual, la vida verdadera en la que debemos hacer iglesia cada día, es obvio que las frases y expresiones de fe son parte de nuestro diario vivir, lo que sucede es que a veces esas “letanías” no corresponden a una vida de entrenamiento disciplinado y trabajo constante en nuestra comunión con Dios y servicio al prójimo.
Es  increíble ver las expresiones de Fe de algunos “hermanos” que “declaran sanidad y prosperidad” antes situaciones extremas y nunca antes han orado con fe por un sencillo dolor de cabeza o una situación diaria, la vida debe ser de oración constante y la comunión con Dios debe ser el foco de nuestro operar, no un grito desesperado ante una situación de necesidad.
Por eso la letanía en el gimnasio le funciona al que es disciplinado en ir al entrenamiento y llevar la alimentación adecuada, hacer los ejercicios de manera correcta, no al que no frecuenta y quiere un día levantar pesos exagerados, para lo que otros tendrán que ayudarle a salir de una maquina que lo dejo trabado por mucho peso. En la iglesia la fe para mover montañas de la que habló Cristo (Mateo 17:20) es cuando tu comunión con Dios te lleva de verdad a creer que puedes hacerlo, pero si no has entrenado un fiasco y una frustración son más seguros.
Motivo a mis hermanos a seguir declarando por fe muchas cosas, pero a llevar el entrenamiento y alimentación de Dios necesaria para que el grito se vuelva un testimonio lo antes posible, mi letanía hoy es que quiero hacer iglesia, hacer la voluntad de Dios, servir a Dios y al prójimo, y quiero que ese grito de guerra que Jesucristo no motivo a llevar a cabo, sea el de muchos en poco tiempo.

domingo, 7 de agosto de 2011

¿Quién quiere mangos?


Recuerdo claramente cuando estudiaba en la Happy Children’s House, ubicada en aquellos tiempos a lado de un supermercado donde actualmente hay un estacionamiento. En los recreos y a la hora de salda ocurría el fenómeno de compra de mango verde, obvio era en las afueras de la institución donde una señora (de las mismas que aparecen diversas esquinas de Tegucigalpa)  vendía los dichosos frutos cortados y condimentados con sal y pimienta.
A pesar de las diversas medidas de control que las autoridades de la escuela tomaban para que no compráramos mangos porque habían dudas (y con justa razón) de la salubridad de dichos mangos. Pero los diversos huecos en la maya ciclón alrededor o el simple de hecho de ya estar fuera de la escuela a la hora de salida no impidieron que muchos niños compraran mangos siempre, es increíble como el gusto por algo llevaba a una buena cantidad de niños a retar a los maestros solo por comer mangos.
Así que, por sus frutos los conoceréis lo dice la palabra en Mateo 7:20 ¿Qué hubiera sucedido si lo mangos no gustaran? Simplemente no habría necesidad de que los maestros intervinieran para que los niños no compraran mangos, pero cuando el fruto es bueno hay una lista de gente que quiere mangos.
Mi publicación anterior se llamaba “Los mangos del palo de mangos” y hablaba sobre que se espera de los cristianos, la analogía era que de un palo de mangos se esperan mangos. Hoy quiero mencionar quienes quieren disfrutar de los mangos, quienes esperan deleitarse con el fruto genuino de un hijo de Dios.
1.       El Mundo: El mundo entero, nuestra comunidad, amigos y vecinos, definitivamente, el mundo espera mucho de la iglesia, algún sector se ha cansado de ver que por mucho tiempo hemos invertido tiempo en actividades al interior de la iglesia olvidando que el fruto de amor al prójimo deberá mostrarse sinceramente a todo el que está alrededor de un creyente, abundan los testimonios de “hermanos” que sirven de mala excusa para que la gente diga que no irá a la iglesia para no ser como “ellos”.
El Mundo espera que la iglesia sea más como Cristo, y estoy seguro que ellos pueden comprar mangos, siempre y cuando estos tengan buen sabor. Saldrán de su rutina, de su ignorancia y buscaran mangos como sea, si no está sucediendo a nuestro alrededor piensa un poco en que mango estas ofreciendo.
2.       La Familia: Tu familia y mi familia necesitan disfrutar de una buena cantidad del fruto de amor de Cristo, es urgente que nuestra familia vea el fruto, cuando hacemos iglesia como Dios dice en su palabra, toda la bendición de la salvación llegara a nuestro hogar, como se le prometió también al carcelero de Filipos, “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” La salvación es fruto directo de la obra de Dios, por tanto recuerden que si alguien más quiere mangos, esa es nuestra familia.
3.       Dios: El es quien lanzó la semilla del evangelio, quien plantó la iglesia, el que creó todo con propósito, y es quien sabe que confiando en El, y viviendo en El, podemos llevar mucho fruto, es el principal expectante del fruto de la iglesia, creo que tu y yo podemos dar ese fruto para la gloria de Dios.
No te olvides de hacer iglesia hoy, Dios te bendiga.