miércoles, 29 de febrero de 2012

Cuatrienio (solo para metidos a rollo)


El número cuatro es muy utilizado en la cultura, 4 jinetes del apocalipsis, los 4 fantásticos, los 4 semifinalistas en los torneos deportivos, los cuatrienios (que es eso). Me refiero al período de cada cuatro años, que en nuestro mundo el valor de esa temporada pesa bastante, en muchos países (Honduras por ejemplo) el período presidencial democrático es un cuatrienio, algunos eventos deportivos como los juegos olímpicos, la copa mundial de futbol y la Eurocopa, también se dan con esa periodicidad.
Hoy es 29 de Febrero, el año bisiesto también es cada 4 años, y aquí fijo se me sale lo matemático, la medida que tenemos para los años se nos mostró tradicionalmente que son 365 días 6 horas, por tanto cada cuatrienio se debe sumar un día, con el fin de mantener las estaciones similares en las fechas calendario.
Lo que no todo mundo sabe es que la medida de un año no es exacta, es un número racional, equivale a 365 días 5 hora y 49 minutos y algunos segundos, por tanto cada 100 años se debe restar un día (o sea no hay bisiesto), pero para ajustar mejor el número cada 400 no se hace el bisiesto de nuevo, ejemplo el 2000 si fue bisiesto, pero 1800 y 1900 no fueron bisiestos, el punto es que para que el ajuste se de cada 400 años deben haber habido 97 años bisiestos.
En este punto muchos de mis habituales lectores están aburridos, otros interesados y otros esperando que algún día llegue hasta algún punto de valor espiritual.
Lo que quiero enfatizar es que a veces la enseñanzas escolares no llegan a ser profundas, en primaria se nos mostró que 9-5=4 pero 5-9= no se puede, pero algún malvado maestro de sexto o séptimo grado nos vino a complicar la vida con los números negativos.
O que me dicen del maestro de noveno o décimo grado que nos dijo que si habían raíces cuadradas de números negativos y que eran números complejos, o que tal los que no sabían que cada cien años no se daba el año bisiesto a menos que sea divisible entre 100 y y los primeros dos dígitos divisibles entre 4 a la vez.

La enseñanza escolar, se debe hacer gradual, un niño de los grados inferiores no tiene la capacidad mental para entender los números negativos, por eso no se le enseña, pero el problema es que a veces se le miente. Lo mismo pasa con todos lo niveles de enseñanza y a veces el docente al no saber como expresarse miente en el proceso.
Pero si queda claro que cada día podemos aprender, esperemos que no cada 4 años, en la vida cristiana se observa un aprendizaje que requiere de experiencias, cosas que no se pueden aprender en un libro, o de una prédica, cosas que a menos que nos metamos al rollo podremos entender.
Hasta es posible que algunos creyentes no crean que las cosas son reales en efecto, porque no lo han vivido, si yo le digo esto del bisiesto a cualquiera cree que yo le miento, pero al ver mis bases, y saber que me he metido al rollo se dará cuenta que no me equivoco.  
Dios no se puede contener en tinta (Juan 21:24-25) pero está claro que la Biblia nos da una guía confiable para orientar nuestro camino (Hebreos 4:12, 2ª Timoteo 3:16), a lo que me refiero es que nadie entenderá la importancia de confiar en  Dios,  vivir en fe, entregar todas sus cargas a Él, conservar un testimonio sano y aprobado agradando a Dios, no negociar ni jugar con el pecado, a menos que se meta al rollo.
Aunque para todo lo que describí en el párrafo anterior hay sustento bíblico, nadie lo va a entender o tomar por cierto a menos que se meta al rollo de vivirlo, los valores eternos, la moral, el testimonio, la fe, en nuestra sociedad sin Dios cada vez se ven como chistes, y algún sector de la gente que asiste a iglesias (que no precisamente son cristianos) creen que así debe ser, su error se da no porque no puedan leer la biblia, sino porque no se ha decidido a vivir la palabra o como he dicho en buen hondureño, no se han metido a rollo.
Si no entiendes bien lo de los bisiestos solo es de meterse a rollo o comprar buenos calendarios por los próximos 100 años, pero para entender bien la vida de una verdadera iglesia, la vida como Cristo espera de nostros ahí no hay opciones comprometámonos. Dios te bendiga.

sábado, 25 de febrero de 2012

¿Cuánto tiempo?


Hace algunos días recordaba algo que sucedió entre 1997 y 1998, un amigo mío (del cual no revelaré el nombre en este caso) estaba en el mismo colegio pero no en el mismo grado, lo que recuerdo con exactitud es que él estaba en primero ciclo o 7º grado como le quieran llamar.

Mi amigo estaba en la edad adolescente en que todo joven varón se enamora de las cipotas, cosa muy normal, y existe algún sector de los chicos que no tiene complejos para lanzarse y declarase, este muchacho no era la excepción, pero resulta que me había comunicado antes que le gustaba una muchacha en específico.

Luego lo esperado sucedió, cierto día en las primeras horas de clases del instituto cerro de plata en aquel primer curso mi amigo se declaró, y le dijo, ¿____Quisieras ser mi novia? (no les voy a decir el nombre de la chava) pero la respuesta fue una de las más insólitas que he escuchado, ella respondió ¿Cuánto tiempo? Si te causa gracia, a mí también, y vacilamos a mi amigo porque el muy ingenuo me contó a mí y mis amigos lo sucedido.

Lo gracioso no acabó con el ¿Cuánto tiempo? Ya que aquel puberto de 7º grado dijo, por lo menos hoy, y fue así como aquel noviazgo de un día se llevó a cabo, supongo que al despedirse del colegio aquella extraña y graciosa aventura de un día terminó.

Si lo vemos como una anécdota de ex-alumnos de un colegio, y de amigos pues no nos queda más que reírnos, pero si lo vemos como una versión de relaciones de noviazgo, o amor entre parejas, realmente solo considerarlo es un tanto trágico.

La iglesia o sea tu y yo, es ejemplificada en la palabra como la esposa del cordero, la esposa de Cristo (Apocalipsis 19:7, 21:9, Efesios 5:25) y es que el nivel de compromiso que hay de Cristo hacia nosotros es de amor, y la institución humana que refleja ese tipo de relación es el matrimonio. Pero a esa altura la iglesia debería estar comprometida con Cristo.

En este tiempo donde en Honduras los últimos años se han registrado más divorcios que matrimonios nuevos, es bien difícil entender ese tipo de compromiso, no estoy criticando ni cuestionando las razones de una decisión tan difícil como el divorcio, ya que nadie me ha puesto por juez, pero ese ejemplo del matrimonio cada vez se puede tomar como un chiste.

Como la sociedad en general a perdido el respeto por una institución familiar tan básica, la misma iglesia ha tomado a chiste su compromiso con Dios, nosotros debemos estar seguro que Cristo siempre permanece fiel a nosotros y su compromiso le llevó a una muerte de Cruz para redención de pecados y a la resurrección para ofrecernos vida eterna. (2ª Timoteo 2:13, Filipenses 2:8-11, Juan 3:16,17)

Es eso lo que quiero señalar hoy que debemos cambiar, ante el compromiso que como hijos de Dios tomamos, a veces respondemos como la musa de mi amigo, ¿Cuánto tiempo?, no entendemos o queremos aceptar seguir a Cristo de por vida.

Siempre que tenga la oportunidad diré que es un cobarde el que es incapaz de reconocer la ayuda de un ser superior, y de repente mucho más cobarde el que le ha aceptado y se queda con un compromiso superficial y temporal, sujeto a condiciones humanas como si a caso nosotros tenemos la capacidad de condicionar al Dios creador de todo.

Si somos hijos de Dios no es digna una respuesta por ¿Cuánto tiempo?, ni siquiera en los noviazgos o matrimonios eso está bien, te imaginas lo cruel que es para alguien estar en una relación amorosa destinada al fracaso por una fecha establecida con anterioridad. 

Pero lo mejor es que en Dios siempre hay cosas nuevas cada mañana (Lamentaciones 3:23). Te comento algo el éxito en una relación amorosa es siempre innovar, permanecer con una persona pero involucrarse en nuevas aventuras y proyectos juntos, hacer cosas nuevas y agradables cada vez, Dios lo sabe por eso el lo hace, los que ponemos peros, excusas y altos somos nosotros, nunca más le digamos a Dios ¿Cuánto tiempo?, sino digamos, Heme aquí Señor. Dios te bendiga y no te olvides de hacer iglesia.

lunes, 6 de febrero de 2012

Persiguiendo la tortillera


En el centro del grandioso continente Americano se encuentre uno de los países más bellos de todos, Honduras, y justo al centro del mismo está su bella ciudad capital, Tegucigalpa, yo crecí en una colonia al norte de la ciudad llamada Cerro grande zona 4, un bonito y fresco lugar.

El punto es que si alguien vivió en la cerro grande de finales de los 80 y principios de los 90 tuvo que hacer una o varias de las siguientes actividades:
  • Jugar potra (futbol en la calle) con porterías marcadas por piedras y áreas pintadas con ladrillo anaranjado en el suelo.
  • Jugar baloncesto 2 contra 2 en un aro solitario en alguna esquina.
  • Montar bicicleta por las irregulares calles, sobre todo en las pendientes y zona de tierra (donde actualmente se encuentra la residencial el mirador)
Varias veces he relatado un hecho que sucedió cuando ejecutaba la acción del inciso c. Resulta que uno de mis amigos de infancia (Luis Fernando Mendoza) y yo andábamos una tarde cualquiera en bicicleta, subiendo y bajando cuestas, entrando en calles de tierra, etc. No recuerdo exactamente porque pero sí recuerdo a Luis discutiendo con una tortillera y su hermano un tortillerito

En la cerro grande acostumbraban a llegar esas señoras o jovencitas con una paila de plástico llena de tortillas envueltas en mantas y pasaban por las distintas calles vendiéndolas de manera ambulante, nunca faltaba el famoso grito “Quiere Tooooooooooorrrrrrrtillas”. Eso es parte de las leyendas hondureñas, como sea es cierto que Luis discutió con una de ellas, y minutos después subimos una cuesta, con la diferencia que yo utilicé la BMX no. 16 y el usó la “montañesa” No. 20 de mi hermano y luego bajamos la cuesta.

 Como 2 cuadras después de la cuesta, está la calle principal de la colonia y como todo ciclista normal, disminuí la velocidad para frenar y evitar accidentes, inexplicablemente sentí un choque justo en la llanta de atrás de mi “bici” y segundos después estaba en medio de calle con parte de mi bicicleta encima de mí, Luis también estaba tirado con la “montañesa” sobre él, de repente un carro frenó fuertemente, alguien gritó, Don Rafa el vecino de la esquina salió y nos amenazó con decirle a nuestras madres lo que había sucedido, etc.

Fue todo un show, y toda mi furia se volcó hacia mi amigo, pero no pude ejecutar ninguna acción porque un chichote enorme y casi con rostro salía de su frente, después del gracioso y doloroso evento levantamos nuestras bicicletas y terminamos el trayecto a nuestra casa caminando con la cabeza mirando hacia el suelo, llevando las “bicis”, al llegar a la casa, hice la pregunta obvia, ¿Porqué no frenaste? Y luego ¿porqué no me esquivaste? A lo que contestó diciendo: “La tortillera con la que alegué me tiro una pedrada y perdí el control, por eso tengo este chichote”. 

Esa misma frase se repitió a nuestros hermanos mayores y amigos, y fue así como cerca de 10 jóvenes montando bicicletas andaban rondando toda la zona 4 de cerro grande persiguiendo a la tortillera malvada cuya acción despiadada nos hizo caer en la calle y hacer el ridículo.

Total después de varios minutos de búsqueda nunca encontramos a la tortillera, un par de días después Luis confesó que la tortillera nunca le lanzó la piedra, pero me vio tan molesto que tuvo que inventar algo para justificarse, como sea por primera vez en esa semana tuve lástima por la tortillera y siempre imaginé que habríamos hecho si la hubiésemos encontrado.

Cambio brusco de conversación. Es claro que la palabra nos manda a evangelizar (Marcos 16:5) y simplemente no lo hacemos olvidando otro pasaje igualmente importante, y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. Santiago 4:17.

Creo que los cristianos a veces somos como aquel grupo de muchachos persiguiendo la tortillera, invertimos recursos y esfuerzos en una gran cantidad de actividades “evangelísticas” o en reuniones para “entretener” a cristianos, pero la esencia del evangelismos y discipulado está en preguntas y respuestas sencillas y sinceras, que se encuentran en oraciones y platicas casuales.

Donde he visto crecer más a los discípulos es en pláticas amistosas, es cuando la convivencia y al confianza les lleva a poder orar y preguntar esas profundas verdades bíblicas, y no precisamente en aquellas extensas reuniones impersonales que organizamos (un grupo de jóvenes ciclistas persiguiendo a la tortillera inocente).
La sinceridad que Luis tuvo hace ya varios años, aunque fue una reacción tardía valió la pena, hoy debemos ser sinceros con nosotros mismos, es mucho más que 3 días los que la iglesia lleva persiguiendo tortilleras (justificándonos y no siendo sinceros), en vez de platicar y demostrar genuina amistad hacia sus miembros y al evangelizar.

En la amistad nace la confianza, y es ahí donde Dios nos quiere, en amistad, Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:13. La iglesia debe ser amistosa, y en la amistad se pierden los protocolos, lo que se conserva  es lo genuino lo que realmente vale la pena, y un amor y aprecio sincero.

Dios nos ama y es sincero con nosotros (basta con leer su palabra), nosotros debemos seguir su ejemplo (1 Pedro 2:21), si quieres ser un miembro productivo de su Iglesia te invito a que dejemos de perseguir a la tortillera que de hecho no es la culpable, y mejor fortalezcamos la amistad con Dios y con las almas.