Hace algunos años
escuché el testimonio de un buen amigo, Maximinio Valerio, quien nos compartía
en una reunión juvenil en mi iglesia a cerca de su etapa de vida en la que estaba
alejado de Dios, aprendió vicios y estaba llevando cierto descontrol en su
momento. Algo que me hizo reír y meditar es como se expresaba de la oración de
la mamá de él, dice que ella casi susurraba en la puerta del cuarto de
“Chimino” o por la ventana, de manera que se sabía que estaba orando, pero esto
a él le molestaba en realidad.
Tiempo después Dios
escuchó la oración de nuestra hermana, y “chimino” se encamino, y fue por
varios años un gran maestro de la palabra en la iglesia, y sirvió con jóvenes y
en teatro mientras vivió en Honduras, actualmente el vive en Estados Unidos con
su apreciada y querida familia, y entiendo sigue fiel en sus caminos.
Y es que sin duda
las madres oran de manera diferente, eso platicaba recién la semana pasada con una
amiga cuya madre falleció este año, pero si es muy real, ellas oran desde otra
perspectiva, quizá como debemos orar todos, por muy trivial que parezca.
Si un hermano nos
pide oración, o el que dirige la reunión se le ocurrió decir ore por su hermano
(a) de la derecha, comienza un rezo por su salud, familia, trabajo, estudio,
prosperidad y ministerio. Pero la madre ora por detalles que van desde la
salida de casa hasta el regreso, las personas alrededor, la comida, la
vestimenta, protección (pero una oración convincente al respecto) y muchos
detalles más. Esa oración es sincera, constante y de corazón.
Creo que como
miembros de un mismo cuerpo debemos orar de una manera más intensa por los
hermanos de fe. La palabra dice en los primeros versos de Efesios 4, “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que
andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda
humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en
amor” meditando en ese pasaje debemos concluir que es un llamado fuerte a
amarnos, cubrirnos y orar, como lo hacen las madres por sus hijos.
Las oraciones son
poderosas, actualmente estoy definiendo algo importante en mi vida, y decida lo
que decida, se que siempre serviré al Señor, me gozo en hacerlo, se que Dios
mismo me ha llamado a hacerlo, pero también El Padre Celestial puso en mi madre
hacer una oración, ella misma me testificó que cuando recién nací pase meses
muy difíciles en el hospital del Seguro Social en Tegucigalpa, días y días en
que salía por pequeñas temporadas, para volver al tiempo con diversas
enfermedades, ante tal aflicción, mi mamá me tomo en brazos y oró diciendo: Señor
yo amo a mi hijo, si es tu voluntad puedes llevártelo, pero sino es tu voluntad
llevartelo, entonces sánale y que te sirva en esta vida.
La respuesta a esa
oración se sigue escribiendo en estos momentos, y si que fue una oración
poderosa, y yo hago un esfuerzo diario por corresponder a esa oración,
primeramente porque amo a Dios, segundo porque fue una oración sincera y hecha
por uno de los seres humanos que más amo en esta vida.
Con esa fe les
invito a que oremos para hacer iglesia, es muy necesario, y aunque unos días
tarde según calendario, pero válido como todos los días, Feliz día de la Madre.
De manera especial a mis tías Lucy, Blanca y Marta Roura, mis tias Nora, Ovilda, y Sandra Gutiérrez, mis primas y amigas que tienen ese privilegio de ser madres.