miércoles, 19 de octubre de 2011

La verdadera profecía (Primera Parte)


Una gran variedad de ideas vienen a mi mente, y creo que a la mente de cualquiera al escuchar la palabra profecía, quizá algunos piensen desde el extremo de un adivino o charlatán diciendo una serie de incoherencias como ser “el Señor dice: que una nube se pondrá sobre ti, por tanto se lumbrera del necio y convierte lo amargo en dulce, que quiere decir que compres cierto número en la lotería y lleva paz al necesitado”
Otros un tanto cinéfilos podrían pensar en las películas clásicas llamadas “The omen”, que al ser traducidas al español, fueron tituladas “La Profecía” que narraban la ficticia historia de Damian, y cuya primera entrega estuvo en cartelera en 1976, con una nueva versión que se estrenó en Junio de 2006.
Sin olvidar que el efecto péndulo de la vida eclesial nos llevó de un extremo exagerado que argumentaba que el último profeta fue Juan el Bautista, hasta el otro que cualquier hermanito o hermanita que tenía 2 meses seguidos de estar orando era profeta, y de repente de no tener a nadie pasamos a tener más profetas que creyentes y que niños felices en los barrios de Tegucigalpa.
El centro de esta publicación no es hacer parodias o burlas sobre las concepciones públicas (cristianas o no) de lo que es la profecía. Sino de transmitir bíblicamente el verdadero sentido y su utilidad en el mundo de hoy.
Aunque algunos sostengan que dar una definición no es la mejor forma para iniciar un tema, yo pienso que el diccionario sigue siendo de los mejores elementos para estos casos, según la real academia de la lengua, profecía es: 1. Don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras. 2. Don sobrenatural para pronunciar oráculos en nombre y por inspiración de Dios. Ambas definiciones nos ayudan a entender mejor algunas cosas que comenzaremos a detallar.

1.       La Profecía verdadera proviene Dios. 

Hasta un diccionario que no está inspirado en Dios, reconoce que la profecía es un don sobrenatural, Si leemos en detalle 1ª de Corintios 12, podremos encontrar entre los dones espirituales, que existe la profecía (hablamos del nuevo testamento por si alguno cree que esto es cosa del pasado), pero el que imparte el don es el Espíritu Santo, o sea proviene de Dios.
El hecho y fundamento que provenga de Dios, hace que su uso sea para beneficio de la iglesia, no de un grupito de hermanos, o de la iglesia madre, el propósito es que la iglesia universal sea edificada, incluso es el don que el mismo apóstol 2 capítulos más adelante se encarga de explicar en detalle, y le da mayor importancia a nivel de iglesia que las lenguas mismas.
Yo pertenezco a una iglesia pentecostal, por tanto he vivido alrededor de un ambiente en el que el don de lenguas es muy importante, y conozco muchas iglesias pentecostales que casi promueven cultos enteros de hablar en lenguas, aparentemente no han leído el capítulo 14 de 1ª  de corinitos, y no han reparado que lo más relevante para edificación de la iglesia es la profecía. Hago la salvedad que las lenguas son para edificación personal.

2.       La Profecía es bíblica.

Aquel tipo de frases como decir “veo tres ángeles morados a tu alrededor que te iluminan” etc. Que alguna hermana dijo con voz misteriosa y entonación de ripley, me preocupa, tal vez algunos hermanos ven mucha televisión, o de repente cenaron mucho, o incluso se confundieron zancudos frente a una luz de neón y los vieron como ángeles, no lo sé ni me compete saberlo, pero seguro el error procede de no entender que la profecía es bíblica y no mística.
El Apóstol Pedro dice que tenemos la palabra profética más segura (2 Pedro 1:19), lo que Dios dice de manera general ya está escrito en la biblia, y cuando trae esa palabra personal no es místico, es bíblico, lo que Dios diga de la forma que lo diga (que pueden ser muchas por cierto) debe estar en perfecta armonía con la Biblia. Lo importante de una profecía es que es un mensaje de Dios, no precisamente el profeta, quizá la cultura mediática que gobierna muchas iglesias locales nos hace creer que entonar solemnemente y decir algo es profecía, les puedo asegurar que muchas veces no lo es, ese misticismo aparentemente engrandece al profeta, y de nuevo insisto lo importante aquí es la profecía.
Entendamos que la profecía implica palabra de edificación a nuestra vida presente con repercusiones futuras, hagamos memorias cuántos libros, predicas, canciones edificaron nuestra vida en ese sentido, el mensaje profético ahí estaba, no se ocupa misticismo, ni siquiera un medio de transmisión raro ni traído del extranjero, Dios no es místico, es un Dios que habla claro y directo a cada vida con un propósito especial.
Sobre este punto cierro enfatizando que bastante de la profecía ya fue dada, no esperemos que alguien nos profetice de nuevo lo que Dios ya reveló en su palabra, eso ya fue dicho, lo que tenemos que hacer es vivir la profecía bíblica que implica crecer en relación con Dios, predicar al inconverso y discipular al creyente (nada nuevo verdad). Y si Dios trae profecía especial a nuestra vida, seguro implica moverse por tanto hay que moverse para ver el cumplimiento de la misma.

Aun faltan dos aspectos que mencionar respecto a la profecía, pero por los momentos meditemos en cómo hacer iglesia aplicando esta palabra profética que leímos hoy. Dios te bendiga.

1 comentario:

  1. me gusta mucho todo el contexto, porque.. ustd fuel claro y directo xDDD la vdd esq tiene ucha razón en lo que dice, definitivamente la mayoría de las iglesias se orillan a hablar temas q son superficiales y el fenómeno dado últimamente ha sido el de la economía; esperemos q la gente pueda captar este mensage, el cual tratare de darle yo tmbn a las demás personas. Bendiciones pastor :)

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